Luego de casi tres años de diálogo y trabajo compartido, el INTI firmó un acuerdo de cooperación con la empresa centenaria. Ya existe una agenda de temas que involucra a numerosos centros de investigación y desarrollo del Instituto.
A través de su presidente, Javier Ibañez, el INTI firmó un convenio con la reconocida empresa dedicada a la fabricación de productos del sector sanitario Ferrum, que tiene más de 100 años en la Argentina.
El acuerdo firmado, cuya vigencia es de dos años, prorrogables por períodos iguales, apunta a promover líneas de trabajo y asistencia del Instituto a la compañía a partir de la identificación de necesidades y desafíos que se presenten dentro de su actividad productiva.
Se espera que a partir de la suscripción del convenio marco puedan surgir convenios específicos entre las partes.
Además del Presidente del organismo, asistieron al encuentro, en la planta que Ferrum tiene en Avellaneda, el Coordinador de gerencias técnicas del INTI, Leonardo Spina, y representantes del programa de Tecnologías Sustentables del Instituto: su coordinadora, Mónica Tedesco; y quienes figuran en el convenio como responsables de la relación con la empresa, Dominik Hock; y Federico Dabbah.
Por parte de Ferrum, estaban presentes su presidente, Guillermo Viegener; el Jefe de Administración Comercial, Juan Pablo Pasini; y el Jefe de Marketing y Promoción, Alejandro Báncora. El acuerdo, a su vez, lleva la firma del Vicepresidente, Miguel Viegener.
Luego de la reunión inicial, se realizó una recorrida por los distintos sectores de la planta industrial, donde se pudieron ver todas las instancias del proceso productivo: colado, secado, esmaltado, horno y clasificación. En Ferrum, la materia prima con la que se trabaja para alcanzar los productos es la barbotina y después se utilizan moldes de yeso o de resina microporosa.
Camino compartido
Las dos instituciones llegan a la firma del convenio tras casi tres años de vínculo, iniciado a partir de la propuesta del programa de Tecnologías Sustentables de impulsar la instalación de mingitorios secos en estaciones de servicio. La buena relación entre las instituciones se tradujo incluso en hechos puntuales, como la donación de productos por parte de Ferrum para edificios del Parque Tecnológico Miguelete (PTM), como así también para el Salón de Usos Múltiples Experimental (SUME), que el INTI diseñó en la provincia de Córdoba y que será construido con una perspectiva ambiental.
“Este convenio marco es el puntapié inicial para la generación de proyectos concretos, específicos. Para eso es indispensable preguntarse constantemente qué necesidades tiene Ferrum y qué oportunidades pueden surgir a partir de las capacidades del INTI. Apuntamos a que exista un contacto permanente entre el Instituto y las industrias”, resaltó Ibañez, y agregó: “Buscamos que nuestros lazos con las empresas grandes transiten por dos ejes: el de la innovación y el desarrollo, por un lado, y el del fortalecimiento de la cadena de valor y de sus proveedores, por otro”.
Además de la planta de Avellaneda, que tiene más de 100 años de historia, Ferrum cuenta con instalaciones productivas en la localidad de Pilar, en la zona norte del Gran Buenos Aires. Allí, se fabrican alrededor de 180 mil piezas por mes: se trata de piezas más económicas, y en general se trabaja con grandes volúmenes y una menor flexibilidad. En la planta de zona sur, en cambio, se realizan series chicas, con mayor flexibilidad en los diseños y el volumen aproximado es de 45 mil piezas mensuales.
Uno de los antecedentes recientes del vínculo con la firma centenaria es una reunión de trabajo con directivos y especialistas de ambas partes el pasado 21 de mayo, en el PTM. Allí, hubo representantes de Tecnologías Sustentables, pero también de los centros de Química, Plásticos, Tecnologías de Gestión y Tecnologías para la Salud y la Discapacidad, y de la Gerencia de Comercialización.
En ese contexto, se fijó una agenda a futuro y se identificaron posibles líneas de acción a seguir, a partir de inquietudes y necesidades de la empresa, como la detección de imperfecciones en las piezas, preferentemente antes del ingreso al horno en la planta; la mejora de los procesos productivos; análisis de vida útil de los moldes de yeso; mantenimiento de productos y generación de indicadores de desempeño ambiental; desarrollo de un mayor conocimiento específico de los materiales y los procesos; sistema de capacitaciones a medida; y accesibilidad de los dispositivos.
Respecto de ese encuentro, Pasini destacó que “resultó muy enriquecedor” y que “sirvió para generar diálogos entre pares, para poner en contacto a personas muy capacitadas en ambas instituciones, que tienen miradas comunes y saberes específicos”.
Agustín Vázquez