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2020-01-29

La Unión Europea destinará casi 500 mil euros para organizaciones y productores dedicados a la sericicultura

La iniciativa se enmarca en el Proyecto Seda, que involucra a seis países y ocho instituciones de América Latina y el Caribe. Una de ellas es el INTI, a cargo de la coordinación de la iniciativa a nivel regional.

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Hasta el 30 de enero se pueden presentar ideas, mientras que la fecha límite para proponer esas iniciativas en forma integral es el 15 de marzo

Productores y grupos dedicados o interesados en la producción de seda en la Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Cuba y México podrán acceder a financiamiento a través del Fondo Apoyo a la Sericicultura, una herramienta de soporte económico que forma parte del Proyecto Seda. Solo en territorio argentino hay aproximadamente un centenar de productores sericícolas, ubicados principalmente en las regiones del NOA, NEA y centro.

En total, se destinarán, de forma no reembolsable, 486 mil euros a distintos proyectos, principalmente a aquellos que sean de carácter colectivo, a fin de incorporar equipamiento, realizar obras de infraestructura y adquirir insumos críticos. Hasta el 30 de enero se pueden presentar ideas, mientras que la fecha límite para proponer esas iniciativas en forma integral es el 15 de marzo.

A fines del mes de marzo, se realizará en Maringá, estado de Paraná, Brasil, una reunión de referentes técnicos e institucionales de los distintos países que integran el Proyecto Seda. Se trata de un encuentro que se lleva adelante cada año y donde se debate acerca de la situación de la sericultura en cada uno de los territorios. En ese contexto, se evaluarán los proyectos que hayan aplicado para solicitar financiación y se elegirá a los destinatarios.

El Fondo está dirigido a productores, artesanos, escuelas, instituciones educativas, cooperativas, organizaciones y entidades gubernamentales vinculados a la producción o transformación serícicola.

Con el dinero que reciban, podrán invertir en capacitación, adquisición de maquinaria y de insumos, en realización de obras tanto de construcción como de mejoras o remodelaciones de instalaciones, pero no en compra de terrenos, vehículos, ni podrán usarlo para pago de impuestos o contratar mano de obra —excepto la que esté sujeta a alguna tarea de construcción o mejora edilicia.

De los 486 mil euros del fondo, 386 mil se distribuirán entre emprendimientos ya consolidados, mientras que los 100 mil restantes serán para nuevos emprendedores. Está previsto entregar hasta 40 mil euros a cada organización beneficiaria y hasta 20 mil a individuos, siempre que los proyectos sean aprobados por los referentes latinoamericanos. Para el otorgamiento del financiamiento, se establecerá un ranking, por puntajes.

A su vez, se plantea un plazo de hasta seis meses para ejecutar el dinero recibido: lo que no sea ejecutado en ese período, deberá ser devuelto. La entrega a organizaciones y productores se realiza una sola vez por la totalidad del monto.

A nivel nacional, la actividad sericícola integra una cadena de valor artesanal que incluye el hilado, prendas y accesorios. La sericultura no se vincula únicamente con el sector textil, sino que también está asociado a las industrias médica, cosmética y alimenticia y otras áreas de investigación y desarrollo (I+D) que considera a los componentes de esta fibra —fibroína y sericina— como materiales del futuro por sus características biocompatibles con el organismo.

Históricamente, la producción sericícola es una actividad con fuerte protagonismo de mujeres, y en particular se da en sectores vulnerables de la sociedad. Actualmente, la producción no alcanza a responder a toda la demanda actual.

 

Apuesta regional de desarrollo

El Proyecto Seda es una iniciativa impulsada y fomentada durante cinco años por la Comunidad Económica Europea, a través del programa de cooperación triangular ADELANTE. Con esa herramienta, se están financiando ocho proyectos en distintas latitudes y este es el único que involucra a la Argentina: por intermedio de él, se plantea colaborar con “la reducción de la pobreza mediante el desarrollo sericícola y el agregado de valor local, desde un enfoque sustentable”. El monto total a lo largo de los años asciende a 1.684.990 euros.

Se trata de una apuesta regional, coordinada por el INTI, que buscó aliados estratégicos de diferentes países de la región para conseguir los objetivos de promoción, investigación y desarrollo sericícola.

Además del INTI, participan el INTA y la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA); así como la Universidad Estadual de Maringá, de Brasil; la Universidad Pontificia Bolivariana, de Colombia; la Universidad Estatal Amazónica, de Ecuador; la Estación Experimental “Indio Hatuey”, de Cuba; y el Patronato del Centro Turístico y de Capacitación Sericícola y de Rebocería de Jiquilpan (CETCASER), más conocido como Casita de Piedra, en México.

En cada uno de estos países, cada institución funciona como articuladora y nexo con las comunidades locales, además del aporte específico que realizan en función de sus capacidades técnicas particulares. En el caso argentino, la FAUBA, por ejemplo, cuenta con un laboratorio de cría y mejoramiento genético del gusano de seda.

“El referente técnico de cada país cumple un rol muy importante. Conoce las propuestas, se contacta con productores, monitorea los proyectos, asesora, verifica que la ayuda que se destina realmente sirva a los beneficiarios, entre otras tareas”, explica la coordinadora del Proyecto Seda, Patricia Marino, referente del programa de la UE en el tema sericícola, quien además fuera directora del sector de Textiles del INTI.

A su vez, del Proyecto Seda participan dos instituciones europeas: la Universidad de Minho, de Portugal, y la Cooperativa Sociolario, de Italia. Aunque no están involucradas en el Fondo de Apoyo contribuyen con su gran experiencia en el desarrollo global de las acciones.

“El Proyecto es la continuación de un trabajo que el INTI desde el área de textiles viene desarrollando desde el año 2002 para afianzar la actividad en el país a través del procesado textil de la fibra de seda. En los últimos tres años se capacitaron más 600 personas en diferentes aspectos de la actividad sericícola”, destaca Marino.

En la cadena de la producción sericícola, la instancia primaria supone la cría del gusano de seda, de la especie Bombyx mori, y la producción del capullo. Se trata de una actividad que no genera ningún daño al ambiente, por el hecho de que la especie es muy sensible a cualquier producto químico de los que suelen utilizarse en otras producciones agrícolas y por eso no se emplean en este caso. Otra particularidad es que el gusano solo se alimenta de la hoja de morera, por lo que la actividad solo se puede desarrollar en zonas donde crezca esa especie arbórea.

Agustín Vázquez
INTI
comunicacion@inti.gob.ar
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