ENERGÍAS RENOVABLES
El Centro INTI Villa Regina realiza un diagnóstico del aprovechamiento de este proceso disponible en Patagonia a partir de residuo que generan las industrias.
Enmarcado en el programa de energías Renovables y dentro de la Red de Biomasa del Instituto, el Centro INTI Villa Regina comenzó a trabajar en el relevamiento y diagnóstico de la biomasa disponible generada por las industrias, como residuo, para su aprovechamiento energético a través de diferentes tecnologías.
El objetivo principal es analizar origen, cantidades y características físico químicas de los residuos biomásicos foresto-industriales de la región. De esta manera, cuantificar las probabilidades y conveniencia de generar energía. Además, se realizará un informe con el fin de generar una base de datos útiles para su utilización como fuente de consulta en otros proyectos que lo requieran.
La iniciativa desde el INTI Villa Regina fue “proponer para esta zona como un primer avance sobre esta temática que es muy nueva en la generalidad de las provincias de Río Negro y Neuquén”, explicó Antonio Susca, referente del Centro INTI Villa Regina, de Río Negro, “que es hacer un relevamiento serio de las cantidades y calidades de biomasa generada para diagnosticar su aprovechamiento eficiente, qué tecnología sería la apropiada en cada caso y qué escala podría ser económicamente viable”.
Para estos fines, se define biomasa como la fracción biodegradable de los productos, desechos y residuos de origen biológico procedente de actividades agrarias, incluidas las sustancias de origen vegetal y de origen animal, de la silvicultura y de las industrias conexas, incluidas la pesca y la acuicultura, así como la fracción biológica degradable de los residuos industriales y municipales.
Por tanto, los recursos biomásicos provendrán de fuentes muy diversas y heterogéneas. “Es así como, junto al especialista del Centro INTI de Tucumán, el ingeniero Martín Rearte, asistimos también a empresas de la zona cordillerana que querían hacer un diagnóstico del aprovechamiento de su biomasa”, amplió Susca.
Un relevamiento similar realizado en la provincia de San Luis en el año 2016 arrojó como resultados que la cantidad de recursos biomásicos del sector industrial generados en procesos productivos alcanza las 58 mil toneladas/año lo que implicaría un potencial energético de 8.227 MWh/año. El sector urbano y considerando la fracción orgánica, la cantidad de recursos es aproximadamente 63 mil toneladas/año con un potencial energético de 8.710 MWh/año.
En ese sentido el experto se refirió a cuál es la oferta tecnológica que se dispone para el aprovechamiento energético de la biomasa. “Sobre las tecnologías posibles a emplear, por ejemplo, una de ellas es la fabricación de pellets para uso en calefacción domiciliaria, por citar algún ejemplo, otra opción –explicó- es la generación de energía eléctrica para la red del Sistema Interconectado Nacional, a través de la gasificación en sistemas downdraft, que es una modalidad de gasificación que permite utilizar los gases producidos para la generación de energía eléctrica”.
“La gasificación es un proceso en el cual por medio de una pirolisis, la biomasa se calienta en ausencia de oxígeno y se extraen los gases generados para un posterior y eficiente aprovechamiento”.
“Dentro de las tecnologías más avanzadas se dispone de la generación de biocombustibles líquidos a través de flash pirolisis o pirolisis rápida de biomasa. Mediante este proceso se puede transformar rápidamente la biomasa en productos líquidos, gaseosos y sólidos. El líquido, conocido como bio-oil, es considerado universalmente como una fuente prometedora para combustibles y productos químicos” concluyó Susca.
El plan propuesto consta de varias etapas. Después del relevamiento de los tres sectores, el industrial, el agropecuario y el urbano se determinarán las cantidades anuales y estacionalidad, ubicación de la posición geográfica de generación, tomas de muestra y caracterización de los parámetros físicos-químicos de la biomasa. Posteriormente se va a determinar la conveniencia de utilizar mezclas o sustratos de origen único y se procederá a la evaluación de tipos de tecnologías más convenientes para la obtención de energía. Finalmente el dimensionamiento de la capacidad de generación de energía eléctrica y la estrategia de ubicación de la instalación para minimizar los gastos de transporte de la biomasa.
Para complementar este proyecto se cuenta en el INTI con dos plantas demostrativas, pelletizado y gasificación, que sirven para probar biomasas en estas tecnologías. Además, en el caso de la biodigestión, el Instituto dispone de una planta piloto para evaluar el potencial de metanización y el comportamiento del sustrato, a fin de establecer un protocolo de manejo.
Alejandro Yanniello